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México, D.F. : Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001.
32 p. : col. ill. ; 23 cm.

Domingo no era un dragón como todos: bajo la piel verde y dura de su pecho había un corazón que palpitaba por la hermosa Dorotea. Para casarse con ella, tuvo que demostrar que era valiente y desafiar las leyes de los dragones.